martes, 5 de enero de 2010

Soledad traicionera, es un vicio. Porque al principio nos gusta, la paz que se siente al escucharse uno mismo. El poder conversarse y hablarse y reflexionarse. Pero, ¿qué pasa cuando uno se cansa de la soledad? Reconoce que todo lo bueno que tenía era puro espejismo. Da bronca, frustración. Ahí cuando nos golpea en el hueco del estómago, ahí cuando se transforma en un estado del alma, ahí reaccionamos. Pero ella se mantiene firme en nosotros. Y ahí, ahí se cae en la cuenta: No hay forma de salir.

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